“¿Buena salud? ¿Mala salud? Todo depende del punto de vista. Desde el punto de vista de la gran industria farmacéutica, la mala salud es muy saludable.” Eduardo Galeano.
Los avances médicos y sanitarios de las últimas décadas son innegables. Se han desarrollado tratamientos (especialmente contra infecciones) intervenciones quirúrgicas, medicamentos, etc, que han salvado muchas vidas. Enfermedades que antiguamente podía matarnos como la gripe o gastroenteritis hoy no suponen más que unos días estando convaleciente.
Pero la historia de la medicina tiene un punto de inflexión el siglo pasado, concretamente en 1970. En este año, Henry Gadsden, director de Merck (compañía farmacéutica más antigua del mundo) le confesó a la revista de negocios Fortune que “estaba limitando su base de clientes a la hora de tratar enfermedades” y que su sueño siempre había sido “producir medicamentos para la gente sana”.
Estas barbaridades que dijo Gadsden se hicieron realidad. Su intención era que vivir fuera una enfermedad. Que estar cansado, preocupado o triste fuera una patología a tratar con fármacos.
Prozac=fármaco antidepresivo.
El marketing de la industria farmacéutica puso su foco en poblaciones que no padecían enfermedad alguna. Los niños inquietos o tímidos, mujeres con pequeños malestares menstruales o sujetos que pasan el duelo tras la pérdida de un ser querido debían ser puestos en tratamiento.
Medicalizar cualquier situación tiene un doble problema: el primero, los efectos secundarios del fármaco y el segundo y más importante: depender de una pastilla ante cualquier dificultad en la vida, lo que lleva a no desarrollar habilidades que nos permitan gestionar las situaciones complicadas de nuestro día a día.
Aquí comenzó lo que Lynn Payer definía como “tráfico de enfermedad”: médicos y farmacéuticas aumentando sin necesidad los límites de la enfermedad para atender más pacientes y recetar más fármacos.
Ray Moynihan, investigador australiano, definió en 2006 el término Disease Mongering, (mercantilización de enfermedades), como «la venta de una dolencia que ensancha los límites de lo que es enfermedad con el fin de ampliar los mercados para aquellos que venden y aplican los tratamientos. Es un proceso que convierte a personas sanas en pacientes”
Nueva Tribuna publicaba el 19 de agosto de 2017 un escrito de la Federación de Asociaciones para Defensa de la Sanidad Pública que decía lo siguiente: “el mercado farmacéutico supera las ganancias por ventas de armas o las telecomunicaciones. Por cada dólar invertido en fabricar un medicamento se obtienen mil de ganancia.” El precio: la salud de la población.
Goldamn Sachs, grupo de inversión presente en el mercado farmacéutico, planteó en un informe si “curar a los enfermos es un modelo de negocio sostenible” ya que una de las empresas de su interés, Gilead Sciences, la farmacéutica que trata la hepatitis C, alcanzó su récord de ventas en 2015 con 12.500 millones de dólares, pero desde que se han empezado a curar pacientes, están perdiendo dinero (noticia)
El mercado farmacéutico no para de crecer. Se estima que para 2021, llegará a un valor de 1170 billones (sí, con B) de dólares. (artículo) Veamos los métodos que han hecho esto posible.
CREAR ENFERMOS PARA VENDER MÁS FÁRMACOS
Una forma de “crear” más enfermos es hacer creer a personas sanas que no lo están. ¿Cómo? Variando los parámetros de lo que se considera estar sano y enfermo. Veamos algunos ejemplos:
-Colesterol: la agencia que elabora la guía con los niveles de colesterol “seguro” es The National Cholesterol Education Program, organismo conocido por tener lazos con la industria farmacéutica. En los años 80-90, los niveles de colesterol total seguros eran de 250 mg/dl, después se bajaron a 220 y actualmente estamos en 200.
En su día se vendió esta bajada como “medida preventiva”. Pero la realidad es que bajando los niveles “seguros” de colesterol, millones de personas pasaban de un día para otro a estar fuera de rango, por lo que necesitarían un medicamento.
Diversos estudios demuestran que niveles de colesterol bajo se asocian a problemas como mayor mortalidad, depresión o riesgo de suicidio. Eso sí, las ventas de fármacos para combatir el colesterol han aumentado un 400% en los últimos años.
-Problemas mentales: en 1980, durante una reunión de la Asociación Estadounidense de psiquiatría (APA) se presentó la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales (DSM-III) que detallaba un gran cambio en como la enfermedad mental iba a ser diagnosticada y tratada.
El DSM-III introdujo 265 categorías de diagnóstico nuevas. Las consecuencias de esto no se hicieron esperar. Por ejemplo, durante el famoso “Experimento de Rosenhan”, el psicólogo David Rosenhan demostró que se estaba internando a personas en instituciones mentales sin diagnósticos claros. (+ detalle)
Rosenhan criticó la falta de fiabilidad en el diagnóstico psiquiátrico así como la falta de humanidad con estos pacientes.
El manual DSM-III podía tener utilidad en manos de médicos para el diagnóstico, pero era un peligro en manos de las farmacéuticas. En 1987, tras la publicación en 1980 del manual, el Prozac (antidepresivo) pasa de ser un fármaco desconocido (llevaba 15 años en el mercado) a ser récord de ventas, casualmente tras la modificación del diagnóstico de problemas mentales. Vender la enfermedad para vender la píldora.
-Trastornos por déficit de atención en niños: en la 4ª versión del manual DSM se introdujo la definición de este trastorno. Un año después, medio millón de niños (solo en Estados Unidos) fueron diagnosticados con este trastorno.
Buena culpa de ello la tiene Joseph Biederman, que también promovió el trastorno bipolar en la infancia, diciendo que niños de 2 años “podrían ser maníaco depresivos”.
Casualmente, Joseph Biederman cerró un acuerdo de medio millón de dólares al año con la fabricante de medicamentos Jonshon & Jonshon. (noticia)
El periodista Scott Allen comenzó a investigar a J.Biederman. Allen descubrió que Joseph “estaba a la vanguardia de la prescripción de medicamentos poderosos, antipsicóticos y antiepilépticos para niños muy pequeños, y contaba con un gran respaldo financiero de las firmas farmacéuticas, muchas de las cuales vendían las medicinas que él recomendaba»
El problema aquí no son únicamente los efectos secundarios de esos fármacos en los niños. Otro gran problema es la etiqueta de TDAH o autismo a un niño de 5 años, la cual puede arrastrar el resto de su vida.
La ambición de Biederman por aumentar sus ingresos era tal que defendía preescribir fármacos psiquiátricos para niños aunque no estuvieran aprobados por las autoridades sanitarias. (noticia)
PAGOS A MÉDICOS Y ASOCIACIONES DE PACIENTES
Evidentemente, ni todos los médicos ni todas las asociaciones de pacientes están a sueldo de la industria. Pero también es cierto que sí existen casos, y es peligroso que una figura con tanta autoridad como un médico preescriba fármacos bajo la influencia de la industria.
Que estos pagos existen lo confirman las cifras: las farmacéuticas pagaron a médicos españoles 597 millones de euros en 2018, un 20% más que hace cuatro años.(noticia)
Los médicos pueden recibir transferencias directas (pago por servicios como asesorías, ponencias…) o indirectas (la farmacéutica sufraga los costes de viaje, entradas a congresos o gastos relacionados con los servicios para los que les contratan).
Además, entre 2015 y 2018, la chequera de las farmacéuticas para médicos y congresos ascendió a la friolera de 1.130 millones de euros. (+ detalle)
Las asociaciones de pacientes son otro foco donde la industria farmacéutica pone su atención. Solo en Reino Unido entre 2012 y 2016, las farmacéuticas “donaron” 54 millones de libras a las asociaciones de pacientes más importantes y a aquellas alineadas con sus intereses. (estudio)
En España, solo en 2016 las asociaciones de pacientes recibieron casi 6 millones de euros. (enlace)
En palabras de Fernando Lamata, exconsejero de Sanidad del Gobierno de Castilla-La Mancha: “da la impresión de que la industria utiliza a las asociaciones para generar presión a favor de sus productos»
¿Por qué suponen un grave problema los pagos a médicos y asociaciones de pacientes?:
→En el caso de los médicos, la prescripción o no de un fármaco para un paciente puede estar muy influida por la industria, lo que puede llevar a preescribir un fármaco sin necesidad, con las consecuencias para la salud que ello tiene. Estudios éste demuestra que el contacto de representantes farmacéuticos con médicos puede dañar la calidad de las prescripciones.
→La industria farmacéutica invierte tanto dinero en los médicos porque sabe que va a obtener un retorno económico de múltiples maneras, al influir sobre la actividad médica. Como de costumbre, el precio en salud lo paga el paciente, consumiendo fármacos que no necesita. (+ detalle)
→En cuanto a las asociaciones de pacientes, es un problema de transparencia, ya que colaboran en elaborar guías y protocolos en sanidad que se pueden ver afectados por los pagos de la industria. Además, las mayores donaciones a asociaciones de pacientes suelen venir de empresas que lanzan un nuevo fármaco. ¿Presionando para comprar las últimas novedades? Es probable.
→Además, las terapias de ciertas enfermedades como el cáncer suponen un gasto sanitario muy elevado. El precio de estos tratamientos no para de subir, entonces ¿qué ocurre si quien ayuda a evaluar estos tratamientos (asociaciones de pacientes) recibe dinero de la industria que vende el tratamiento? Nada bueno.
Los congresos médicos también son objetivo de la financiación farmacéutica, pero lo dejamos para otro artículo.
Para terminar, déjame recordarte: la mayoría de médicos y asociaciones de pacientes son transparentes, no reciben pagos de la industria y hacen una labor muy necesaria. Lo que no significa que no existan esos pagos, que deben ser señalados y conocidos por la población.
El mensaje es: toma las riendas de tu vida, no dejes algo tan importante como tu salud en manos ajenas, ya que corres el riesgo de que hagan con ello un negocio.
Hasta aquí el artículo de hoy, espero que os haya gustado y os haya sido útil, si es así, te agradecería que lo compartieras ?
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1 comentario en «INDUSTRIA FARMACÉUTICA: CÓMO HACER UN NEGOCIO DE LA ENFERMEDAD»
Muy buena información!!