Dani Trainer

5 CLAVES PARA CONSEGUIR CUALQUIER OBJETIVO Y VENCER LA PEREZA

«El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo.» – Winston Churchill

Ya hemos hablado anteriormente de cómo mantener y empezar hábitos. Hoy toca comentar algo que influye y determina cualquier aspecto de la vida: la mentalidad.

A menudo, vemos que 2 personas tienen el mismo contexto, el mismo objetivo, pasan por las mismas dificultades, pero una consigue su objetivo y la otra no. Todo era igual, menos la mentalidad de cada uno.

Llevo el suficiente tiempo trabajando en el mundo de la salud, gimnasios, asesorías online y demás para darme cuenta de que las personas no conseguimos nuestros objetivos no porque no tengamos la información o no sepamos aplicarla (que también puede ser), sino porque no tenemos la mentalidad correcta.

Y la mentalidad correcta no es ver vídeos de superación en internet o tener una frase motivacional de Mr. Wonderful en mi taza de desayuno. Algo muy útil que podemos hacer para empezar a cambiar nuestra mentalidad hacia algo mejor consiste en preguntarse:

¿En qué persona me quiero convertir?

Lo que estoy haciendo, ¿me está conduciendo a quien quiero ser?

Todos tenemos que lidiar con contratiempos, retrocesos y épocas de dudas e incertidumbre donde parece que no avanzamos. Pero a la larga, la calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestros hábitos.

Eso sí: los hábitos son un arma de doble filo. Los malos te pueden dañar mucho, los buenos harán que mejores.

-Primera clave: las pequeñas acciones lo son todo

“Si las personas entendiesen que los grandes cambios se producen por el efecto acumulado de pequeñas acciones insignificantes, entonces entenderían que estas acciones no son pequeñas ni insignificantes”

Imagina que tú y un amigo tuyo tenéis un barco. Los dos salís del mismo sitio, pero tú vas a desviar tu rumbo tan solo un grado. En los primeros metros y kilómetros la diferencia no será muy notable, pero con el tiempo, cada uno acabaréis en una punta del mundo completamente diferente, a miles de kilómetros. Pues con el éxito y los pequeños hábitos pasa lo mismo.

El éxito (lo que signifique para cada uno) es el efecto acumulado de hábitos insignificantes que son los que marcan la diferencia.

Los arrebatos no conducen a nada; la constancia es la que lleva a todas partes. Desviar un grado tu rumbo puede no parecer mucho, pero con el tiempo hará toda la diferencia. Mejorar un 1% al día puede no parecer nada, pero en un año puedes ser una persona totalmente distinta.

Puede que tengas un blog con pocas visitas o que pintes cuadros que a nadie llaman la atención. Tu entorno pensará que qué narices estás haciendo y que por qué no lo dejas. Pero en el fondo, tu sabes que si quieres ser bueno y tener éxito, tienes que continuar.

La excelencia no es un acto, sino un hábito. Son los pequeños gestos los que repetidos día tras día, otorgan resultados. En la sociedad actual nos llama el cortoplacismo y la satisfacción inmediata, pero esto no es útil para desarrollar una habilidad de forma verdadera.

Hay quien habla de 10.000 horas trabajando en una habilidad para ser un experto en la misma. Quien sabe, igual son menos o incluso más. Pero está claro que el que es bueno tocando el violín, no empezó ayer por la tarde. El que levanta 200 kilos en sentadilla, lleva unos cuantos años entrenando.

Así que empieza ya. No lo hagas complicado, pero asegúrate de introducir pequeños cambios en el día a día que te vayan otorgando resultados. Mejorar un 1% al día puede no parecer muy ambicioso pero, ¿dónde estarás en unos meses? ¿Y en 5 años? ¿Y en 10?

-Segunda clave: tu entorno es más importante de lo que crees 

Para tener más autocontrol no hace falta ser una persona muy disciplinada, sino tener un ambiente más disciplinado. Si quieres que un hábito sea parte de tu vida, coloca una señal en tu entorno (por ejemplo, dejar un libro a la vista para adquirir el hábito de leer).

Rodéate de personas que tengan los hábitos que quieres adquirir. Si una persona en una relación de pareja pierde peso, hasta en un tercio de las ocasiones la pareja también adelgaza (estudio)

Sin embargo, si tu quieres perder grasa y tu pareja, amigos y familia comen comida basura o no hacen ejercicio, lo tienes mucho más complicado.

-Tercera clave: cómo llevar a cabo hábitos saludables.

Hoy en día estamos acostumbrados, cuando alguien tiene éxito en la faceta que sea, a ver solo el resultado final, sin saber el tiempo que lleva esa persona trabajando en ello, el proceso, los logros y fracasos intermedios… Los grandes hitos son el resultado de muchos acontecimientos previos que acumulan el potencial requerido para desencadenar el gran cambio.

Un ejemplo de esto es la historia de Abraham Lincoln. Fue elegido presidente de Estados Unidos, sí, pero poca gente conoce lo que le costó llegar hasta ahí:

*7 años – Tuvo que empezar a trabajar para ayudar al sostenimiento de su familia después que tuvieron que abandonar su casa.

*9 años – Su madre murió.

*22 años – Fracasó en sus negocios.

*23 años – Fue derrotado en las elecciones de Legislador. No pudo entrar a la Facultad de Derecho.

*24 años – Se declaró en bancarrota y pasó 17 años pagando deudas a sus amigos.

*25 años – Fue derrotado nuevamente en las elecciones de Legislador.

*26 años – Cuando estaba a punto de casarse, su novia falleció.

*27 años – Tuvo una crisis nerviosa y pasó 6 meses en cama.

*29 años – Fue derrotado en las elecciones para Representante del Estado.

*31 años – No pudo formar parte del Colegio Electoral.

*34 años – Derrotado en las Elecciones al Congreso.

*37 años – Derrotado nuevamente en las Elecciones al Congreso.

*39 años – Derrotado por tercera vez en las Elecciones al Congreso.

*40 años – No fue aceptado para un trabajo como alto funcionario de su Estado.

*45 años – Derrotado en las Elecciones para el Senado.

*47 años – Derrotado en las Elecciones del Partido Republicano para candidato a vicepresidente del País. (Obtuvo menos de 100 votos.)

*49 años – Derrotado nuevamente en las Elecciones para el Senado.

*51 años – Abraham Lincoln es ELEGIDO PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA

La historia de Abraham sirve para quitarnos de la cabeza la idea de que la gente de éxito ha tenido una vida sencilla (de hecho, muchas veces es al revés).

Lo que empieza con una pequeña mejora o empeoramiento, se acumula con el tiempo y se convierte en algo grande. Los efectos de los hábitos se multiplican a medida que los repites día a día. El problema es que perdemos la esperanza porque los resultados no son inmediatos.

No importa el éxito que tengas ahora, lo que importa es saber si tus hábitos te están conduciendo al éxito. Tus resultados indican tus hábitos. Obtienes lo que repites.

Si haces la cama cada día, creas tu identidad de persona ordenada. Si escribes cada día, creas la identidad de un escritor. Cuanto más repites una conducta, más refuerzas la identidad asociada a dicha conducta.

Si quieres dominar un hábito la clave es repetirlo, no querer hacerlo perfecto. Cuando más repites una actividad, más cambiará tu cerebro para volverse eficiente en dicha actividad, ya que refuerzas las rutas neuronales que llevan a esa conducta.

 “Abandono, no veo resultados”

Si hay algo que nos caracteriza hoy en día es ser poco pacientes. Pero precisamente, las cosas que merecen la pena van despacio, y es normal al principio ver poco o ningún cambio. Para que los hábitos generen un cambio, deben persistir el tiempo suficiente para rebasar la meseta de los cambios no perceptibles.

Desde el momento en que empiezas, que llevas a cabo una pequeña acción, ya estás mejorando, lo que pasa es que todavía no es algo perceptible.

Para incorporar hábitos saludables a nuestro día a día, existen 2 estrategias muy efectivas:

1-Intención de implementación: se trata de definir cuándo y dónde se va actuar: “Cuando la situación X se presenta, yo voy a realizar la acción Y”. Ejemplo: “Cuando llegue a casa, cojo la mochila y me voy al gimnasio”. Definir cuando y donde hacer un nuevo hábito aumenta las posibilidades de éxito.

2-Acumulación de hábitos: poner el nuevo hábito después de uno que ya haga habitualmente. Ejemplo: “Después del café, voy a meditar 10 minutos”.

-Cuarta clave: cómo eliminar hábitos nocivos

Lo mejor para eliminar los hábitos nocivos es hacerlos invisibles. Por ejemplo, si juegas mucho a videojuegos, guarda la consola en un armario cada vez que juegues. Si abusas de la comida basura, no la tengas en casa. Es más fácil evitar la tentación que resistirse a ella.

Destaca los beneficios de evitar malos hábitos. Evitar la comida basura hará que te veas mejor en el espejo y reduzcas el riesgo de muchas enfermedades. No quedarte en el sofá procastinando durante horas te convertirá en una persona más productiva, con más energía y te llevará más cerca de tus objetivos.

Los malos hábitos producen bienestar inmediato, pero daño posterior. Los buenos hábitos requieren esfuerzo a corto plazo, pero producen bienestar después.

-Quinta clave: lidiar con la pereza/procastinación 

Existen algunas ideas para lidiar con la pereza:

-Recordar el objetivo final: qué es lo que quieres lograr, crea una imagen clara en tu cabeza.

-Define fecha para las tareas: exigente pero realista, que no te genere mucho estrés pero sin demasiado margen para no procastinar. La ley de parkinson dice que el trabajo se expande hasta la fecha que te has asignado. Según esta teoría, si te pones como límite 6 meses para completar un proyecto, eso es lo que tardarás. Sin embargo, si te pones 3 meses como tope, también la completarás en ese tiempo.

-Empieza pequeño: dile a tu cerebro que vas a trabajar poco en la tarea. Esto tranquiliza al cerebro, no lo ve como algo tan doloroso. Una vez has empezado con la tarea es muy probable que hagas incluso más tiempo del que tenías pensado. A mi me funciona bien trabajar en bloques de tiempo de 30-45 minutos, y tras esto descansar 5-10 minutos. Al cerebro se le hace mucho más ameno.

-Ofrecete incentivos: cada cierto tiempo de esfuerzo, un pequeño premio (café, echar un ojo a las redes sociales…)

-Crear hábitos o rituales: sentarte más o menos a la misma hora a trabajar o estudiar, entrenar siempre en el mismo horario… Así el cerebro se prepara y pone menos resistencia.

-Reduce la distracción: trabaja en bloques de tiempo para centrarse en la misma tarea, como he comentado antes. Si surge una idea o recordamos algo que tenemos pendiente mientras estamos concentrados, anotarlo para hacerlo luego y seguir enfocados en lo que estamos haciendo.

El móvil es mejor tenerlo en otra habitación o al menos no tenerlo a la vista por razones evidentes. También puedes desactivar notificaciones del correo, whatsapp y redes mientras estás concentrado (yo por ejemplo, las notificaciones de redes sociales las tengo siempre desactivadas, algo que te recomiendo encarecidamente).

Existe un Plugin en Google Chrome gratis llamado stay focused para limitar acceso a webs individuales o a todas, si te cuesta no caer en la tentación de divagar por internet mientras trabajas en el ordenadro.

-Agrupar tareas administrativas o de baja importancia en un bloque determinado día y y resolverlas.

-Entorno adecuado: cascos de cancelación de sonido o tapones si nuestro entorno es ruidoso, música que ayude a concentrarse, luz natural…

-Planificar la semana el domingo, márcate de 2 a 4 objetivos importantes en los que trabajar esos días. Ve tachando las tareas que vayas haciendo.

-Más no es mejor: intenta no quemarte y agotar el 100% de tus energías cada día. Es mejor dar el 70% y ser constante que no quemarse en poco tiempo y abandonar.

Parte de las ideas de este artículo libro provienen del libro Hábitos Atómicos, que puedes adquirir en este enlace.

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