“Podemos desafiar las leyes humanas, pero no podemos resistir a las naturales”. (Julio Verne)
“La naturaleza no es un lugar para visitar. Es el hogar.” (Gary Snyder)
Si nos preguntaran qué factores intervienen en una buena salud, nos vendría a la mente lo típico: buena alimentación, ejercicio, dormir bien…pero existe un factor básico que incrementa nuestra salud física, mental y además es gratuito: pasar más tiempo en entornos naturales.
Si bien hemos permanecido durante millones de años viviendo en la naturaleza, el desarrollo y crecimiento de las ciudades, con todos sus beneficios, ha dejado estos entornos apartados. El entorno influye mucho en nuestra salud, y la contaminación, ruidos, luz artificial y demás de las ciudades no nos ayuda. Hoy veremos cómo pasar más tiempo en la naturaleza (o idealmente, vivir en ella) impacta en nuestra salud.
PASAR TIEMPO EN LA NATURALEZA: REMEDIO TERAPÉUTICO
Quizá nosotros al vivir casi todo el año en ciudades no valoramos el poder de la naturaleza, pero en la antigüedad sí lo hacían. Hipócrates, el padre de la medicina moderna, consideraba el hecho de pasar tiempo en la naturaleza como algo terapéutico, y parte fundamental en el tratamiento de las enfermedades. No sé qué opinión tendría de cómo están muchos pacientes hoy en día, pasando casi 24 horas en una habitación, pero ese es otro tema.
Textos romanos antiguos sugieren también que existen beneficios para la salud en el campo y los espacios verdes. Los jardines fueron prescritos para los monasterios en el año 1200 «no solo para la alimentación, también para recreación al aire libre, ayudar a la recuperación de los enfermos y preservar la salud», según el Ministro general franciscano, Bonaventura, en 1260.
Algunos jardines como el de la Granja de San Ildefonso, en Segovia, tienen más de 300 años de historia.
Ya en 1839, el Informe Anual del Secretario General Británico decía que «un parque en el East End (parte este de Londres) disminuiría las muertes anuales en miles y agregaría varios años a la vida de toda la población». Pensaban que la sobreexposición a ambientes artificiales causaba “tensión nerviosa, ansiedad, impaciencia e irritabilidad” (estudio)
En América, tras la expansión de una enfermedad conocida como neurastenia con síntomas como depresión, ansiedad, insomnio y migrañas era normalmente tratada con terapia natural, conocida como “la cura occidental”, donde se enviaba a los pacientes a ranchos a trabajar con caballos (artículo)
Actualmente, si bien la medicina ha avanzado una barbaridad en el último siglo, quizá haya que revisar el tiempo que permanecen los pacientes en el hospital y el entorno en el que se encuentran. Por proponer ideas, quizá poner jardines en las afueras de los hospitales para que los pacientes puedan pasear y recibir algo de luz solar ayude en el tratamiento, en lugar de estar prácticamente 24 horas encerrados en una habitación únicamente con luz artificial.
Por ejemplo, en este estudio los pacientes del hospital que se recuperaban de una cirugía mostraron mejor estado de ánimo y necesitaron menos tiempo de recuperación si la ventana de su habitación daba a una zona con árboles en lugar de a un edificio.
ENTORNOS URBANOS: PROBLEMAS Y SOLUCIONES
Más allá de los hábitos, las poblaciones urbanas tienen más ansiedad que las poblaciones rurales. (estudio). Además, las personas que viven en ciudades tienen una peor microbiota y salud intestinal respecto a personas que viven en el campo. Vivir en ciudades también favorece la aparición de asma (estudio)
Pero no es necesario ir al campo para evitar estos problemas. Sabemos que la exposición a espacios verdes urbanos (con árboles) se asocia a una mejor salud mental. (estudio)
Este otro estudio en 45.000 personas también detalla que «El incremento de arbolado urbano puede ser una buena opción para mejorar la salud mental de los barrios”
IMPACTO EN NUESTRA SALUD DE LA NATURALEZA
Aunque aún queda por investigar para conocer exactamente cuáles son los mecanismos que provocan tanto beneficio de la naturaleza en nuestro organismo, todo parece indicar que los entornos naturales estimulan varios de nuestros sentidos (vista, olores, sonidos…) lo que deriva en un estado mental de tranquilidad. (estudio)
-Sólo el hecho de ver un entorno natural reporta diversos beneficios en nuestra salud, por ejemplo reduciendo la ansiedad (estudio)
-Escuchar sonidos de la naturaleza, como el canto de los pájaros, reduce de forma significativa los niveles de estrés (estudio). Estos sonidos suelen ser utilizados de forma terapéutica.
Este apartado es especialmente importante, ya que la contaminación acústica supone un problema para la salud de las personas que viven en las ciudades. Según este informe, más de 80 millones de europeos viven en zonas con una contaminación acústica excesiva. (artículo) Percibir de forma constante estos ruidos urbanos puede causar estrés, problemas de sueño e incluso problemas cardiovasculares.
-El olfato, a pesar de ser nuestro sentido más débil, también nos remite beneficios en un entorno natural. Por ejemplo, olores como el que emiten las flores o el pasto húmedo nos provocan sentimientos de placer. (estudio)
Como curiosidad, en este experimento, las personas que se expusieron a una fragancia de flores (concretamente, de limón) tuvieron un mejor desempeño a la hora de realizar un anagrama. Así que ya sabes, al próximo examen quizá no sea mala idea llevar algunas flores.
-El sentido del tacto también tiene su protagonismo en la naturaleza. En el ser humano es el primer sentido que desarrollamos, ya en el útero, y tiene una importancia clave en nuestra salud, desde crear vínculos entre personas, fortalecer relaciones e incluso reducir el estrés, presión arterial y la frecuencia cardíaca. (estudio)
En cuanto al tacto en entornos naturales, los principales beneficios provienen del contacto con animales, y más concretamente con nuestras mascotas, las cuales pueden ayudarnos a reducir la presión arterial, relajarnos y mejorar la respuesta social en personas autistas. (más detalle en el libro How Animals Made Us Human.) Por ello, otra terapia alternativa efectiva podría ser permitir a los enfermos ingresados la visita de sus mascotas (sobre todo en niños)
Una mascota puede hacer mucho por tu salud. Si no te dejan tener un león en casa, vale con un gato o un perro.
Aunque falta por investigar en este campo, también se cree que a nivel de tacto sentir la hierba húmeda en los pies al ir descalzo o el viento en nuestra cara en un entorno natural podría ser muy beneficioso.
MÁS ALLÁ DE LOS SENTIDOS
El simple hecho de que nuestros sentidos perciban un entorno natural es ya muy positivo para nuestro organismo. Pero estos beneficios van mucho más allá.
Por ejemplo, este ensayo clínico muestra que solo 20 minutos en contacto con la naturaleza ya reduce significativamente los niveles de cortisol (hormona del estrés).
Los árboles y plantas liberan fitoncidas (compuestos orgánicos antimicrobianos). Estos compuestos son absorbidos por nuestra nariz, llegan al cerebro y no solo reducen el estrés, sino que elevan las concentraciones de células natural killer (nombre bastante molón) que previenen infecciones y atacan células cancerígenas (estudio)
Otro aspecto relevante y poco conocido son los iones presentes en el aire, que entran en nuestro cuerpo a través del aire que respiramos y los cuales pueden ser positivos o negativos. Es fundamental tener una proporción adecuada entre iones negativos y positivos, pero al pasar más tiempo en ciudades, solemos tener muchos más iones positivos que negativos. Los iones negativos son abundantes en entornos naturales, donde el aire está purificado.
En la imagen vemos la ionización del oxígeno, el proceso mediante el cual gana o pierde electrones y adquiere así una carga positiva o negativa. En entornos naturales adquirirá cargas negativas, beneficiosas para nuestra salud. (enlace imagen)
Desde su descubrimiento hace un siglo, sabemos que los iones presentes en el aire y su proporción influyen en nuestra biología. Ya en 1910, Albert Einstein defendía que el aire de la montaña poseía propiedades curativas debido a su carga eléctrica.
La proporción en el aire debería ser de un ión positivo por cada cuatro negativos, pero esta proporción está completamente alterada por un exceso de exposición a entornos urbanos y escaso tiempo en la naturaleza. Elevados niveles de iones positivos pueden causar depresión, migrañas, náuseas, insomnio y problemas respiratorios. (estudio)
Por otro lado, los iones negativos incrementan los niveles de serotonina (hormona de la felicidad) y reducen náuseas y dolor de cabeza. También pueden reducir la depresión y ser un tratamiento efectivo para la depresión y el asma (estudio)
Si vivimos en una ciudad, para exponernos a un aire más purificado, con mayor presencia de iones negativos, podemos dar paseos por zonas con árboles, parques o jardines. Es buena idea también tener en casa un purificador y/o ionizador del aire. De forma esporádica, por ejemplo una o dos veces al mes, una escapada al campo nos puede aportar, como ya hemos visto, innumerables beneficios.
Queda mucha investigación por delante, pero cada vez está más claro que pasar más tiempo en un entorno natural es vital para nuestro organismo. La salud es multifactorial, no por cuidar un único factor como comer bien o hacer ejercicio estaremos necesariamente sanos.
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